Endemismo de Madeira y Canarias es habitual en los bosques de Anaga. Es un árbol, en numerosas ocasiones con aspecto de arbusto, que puede alcanzar los 20 metros de altura. Superficialmente su tronco es de corteza lisa y blanquecina. Tiene una curiosa forma de reproducirse cuando sus ramas bajas se tumban o acodan en el suelo, donde pueden enraizar a varios metros de la planta original. En el tallo enraizado surgen varias plantas “chupones” que pueden originar una nueva planta. No resiste el calor y suele ubicarse en suelos bien desarrollados.
Sus flores son pequeñas (10-15 mm de diámetro) con cinco pétalos blancos dispuestos en racimos de 5 –25 cm y que se desarrollan entre los meses de diciembre y marzo. Sus frutos son bayas redondeadas rojas al principio y que ennegrecen cuando maduran.