Es un árbol propio de la laurisilva atlántica y exclusivo de la Macaronesia. Suele encontrarse en la base del monte y a lo largo de la historia su madera veteada de rosa, pesada y de gran dureza, ha sido utilizada en carpintería, destacando su uso para hacer husos de lagares. También ha sido utilizado incluso en el continente europeo como planta ornamental.
Necesita calor para desarrollarse en su fase de crecimiento pero resiste bien el frio. A veces con tamaño de arbusto puede alcanzar hasta 15 m de alto. Su tronco es rugoso, de corteza fisurada e incluso verrugoso. Las hojas son coriáceas, más o menos ovadas o elípticas, de 6-8 cm, brillantes y de color verde oscuro, sin agallas ni glándulas. Sus flores aparecen entre febrero y junio, son tetrámeras, con una corola de color blanco sin tubo, dispuestas en racimos cortos. Sus frutos tienen forma de drupas poco carnosas y de color violáceo-purpúreo a negro cuando maduran.